Todavía recuerdo aquellos cafés en el trabajo en los que Salva (compañero de trabajo, amigo y ciclista de toda la vida) nos contaba a otros cuantos «enganchaos» su experiencia en la edición del año pasado. Lo duro que se le hizo, lo bien organizado que estaba por La Legión, el ambientazo que había, las cuestarras que tenía el recorrido… etc, etc, etc… Bueno, pues eso ya es historia!!! Lo he vivido en primera persona… Ahí va la crónica de un evento que si la salud me lo permite trataré de repetir cuantas veces pueda.
Después de fríos y húmedos meses de invierno dándole a la MTB a la vez que trataba de practicar natación, carrera y bici de carretera para los triatlones que estaban por llegar, llegó la cita… La 101 ya estaba aquí!!! Salimos directamente del curro para llegar a tiempo de recoger los dorsales porque únicamente se podían recoger el viernes. Salva, Antonio y Toni (mujer de Salva) en un coche y Blas, Pedro y yo en otro camino de Ronda…
Una vez allí, mientras que Antonio y Salva (que dormía en Ronda junto a Toni) recogían los dorsales, nosotros nos fuímos a Montejaque, pueblo en que nos alojamos (Antonio, Pedro, Blas y yo) a coger la llave de la casa y descargar bicis y equipaje. El pueblo es digno de visitar. Enclavado en plena Sierra de Grazalema y por el que tendríamos que pasar al día siguiente con las bicis. Volvimos a Ronda, vimos un poco el ambiente, cenamos y volvimos a Montejaque a dormir. Entre unas cosas y otras yo me acosté a eso de la 1 y media de la madrugada. Teniendo en cuenta que la las 6:30h había puesto el despertador no parecía muy buena idea para cascarse al día siguiente 101 kms en MTB, pero era lo que tocaba…
El sábado, después de pasar una noche regular… por el frío (no encontramos una puñetera manta en toda la casa), los nervios de la aventura que nos esperaba, los ronquidos de Pedro y un puñetero gallo que tenía la hora cambiada y estaba con el «kikirikí» desde las 4 de la mañana, nos levantamos y después de desayunar y organizar la logística, partimos hacia Ronda. Dejamos a Antonio en el hotel de Salva para recoger su bici y nos fuimos a la zona de parking junto al estadio de fútbol desde dónde partía la prueba. Allí nos volvimos a reunir los cinco y entramos a la zona de salida.
Joder! Estábamos de los últimos. Teníamos delante como a 4.500 ciclistas (de un total de unos 5.000)… Desde luego adelantarnos no parecía que nos fuera a adelantar mucha gente… O al menos eso pensábamos, porque en cuanto dieron la salida Antonio se puso a inflar la rueda y rompió la válvula. La madre que le parió!!! Los pocos que quedaban detrás de nosotros se pusieron delante, con lo que si… éramos prácticamente los últimos, jejeje!!! nos iba a ir bien para motivarnos mientras que adelantábamos a los más globerillos…
Pasada más de media hora desde que los primeros se pusiera a dar pedales, pasamos por el arco de salida. Qué cantidad de gente en MTB! Sin mencionar a los que iban a participar a pie que estaban como «pura sangres» en los cajones antes de una carrera. Pues no les quedaba nada por delante!!! Qué campeones!!!
Al turrón!!!
El tramo neutralizado partió del estadio de futbol de Ronda, pasando por el centro del pueblo dónde la gente no paraba de animar y jalear a los participantes. La verdad es que fue emocionante ver cómo se implica todo Ronda y pueblos aledaños en la prueba.
Cruzamos por la calle Carrera Espinel, conocida como calle La Bola, giramos hacia el puente del Tajo hacia el Barrio Viejo y tomamos la carretera de San Pedro. Una vez pasada la Urbanización El Rosalejo se dió la salida lanzada, aunque nosotros no nos dimos ni cuenta porque para cuándo quisimos llegar ya estaba todo el mundo dando pedales y no nos llegamos a parar nuevamente.
Tras dejar la carretera de San Pedro, partimos hacia el Camino de los Pescadores para llegar a Cuevas del Becerro y la Cañada Real de Granada a Córdoba, antes de tomar el Camino de las Navetas y rodear el Circuito de velocidad de Ascari (km 17,6). Flipé cuando escuché pasar los coches a toda leche!. Toda esta parte según Salva, era nueva este año. Es un recorrido circular ya que volvimos al mismo punto para tomar el Camino de Parchite dirección a Arriate.
Por Arriate (km 33 aprox.) pasamos rápidamente pudiendo ver las primeras caídas que, a mi personalmente, me hicieron ir más conservador (sobre todo en las bajadas) pensando en que el objetivo era terminar, no ganar a nadie. Tras Arriate nos encontramos con la primera subida del recorrido de este año, que va del Camino del Marques hasta el Pico Salinas. Alrededor de 5,5 km al 5,7% con alguna rampa durilla pero perfectamente llevadera. Lo peor, la cantidad de gente acumulada, ya que todavía no se había estirado lo suficiente la carrera, lo que hacía complicado mantener el equilibrio cuando el piso de las rampas estaba más roto.
A continuación rodamos por la Cañada de Ronda a Osuna (muy bonito este tramo) hasta tomar el desvio a Alcala del Valle (km 53), que nos «regaló» una super cuesta de hormigón con desnivel medio del 19% y rampas del 28,3%. Menos mal que únicamente fueron 220m. Cuando ya pensaba que la iba a subir sin poner pie a tierra, el biker que llevaba delante «petó» y no me quedó otra que hacerme los últimos 10 o 15 metros caminando.
Después de pasar este primer «mini reto» llegamos a Setenil de las Bodegas (km 60) (pueblo que espero poder visitar con más tiempo) tramo que entre subidas y bajadas se puede realizar sin ningún problema. Allí paramos al avituallamiento frío que nos tenían preparado los Legionarios, con banda de música y todo!!! En este punto estábamos todos bastante enteros, aunque se iban acumulando kilómetros en las patitas y el mensaje que tenía siempre presente en la cabeza era «No gastes ni un gramo de energía, reserva, reserva y reserva…»
Tras Setenil, llegó la segunda dificultad de la prueba que se dividiá en 2 tramos, uno más suave de 2,6 km al que seguía una zona para recuperar y otro de 4,6 con porcentajes mayores que se hizo bastente durillo y que terminaba en el cortijo de la Chinchilla (km 67 aprox.). Después del calentón, bajada a saco por un estrecho camino asfaltado que hizo disfrutar a los más kamikazes. Menudo olor a carbono quemado que salía de las pastillas de freno!!! Esto no me había pasado nunca con una bicicleta. Disfruté mucho en esa bajada!!!! Cruzamos las vias del tren y tras pedalear un poco más, llegamos al Cuartel de la Legión (km 77), en dónde nos reagrupamos y paramos a comer algo de lo que se ofrecía en el avituallamiento con comida caliente que nos tenían preparado.
En este punto, como ya habíamos hablado, se inició el «sálvese el que pueda!!!» y cada uno afrontó lo que quedaba de recorrido como pudo… Ya no nos esperaríamos hasta la llegada. La verdad es que me gustó mucho cómo planteamos la prueba ya que combinamos el ir en grupo con el puntito que te da darlo todo para medir fuerzas. Muy divertido!!!
A partir de aquí nos quedaban posiblemente los tramos más bestias que he hecho nunca en MTB. Algo menos de 30 kms que se hicieron durísimos. Además, los calambres empezaban a aparecer en mis patitas, y aunque es algo habitual en mí, comencé a preocuparme sabiendo lo que venía a continuación. Tras cruzar nuevamente las vías del tren, comenzamos la ascension a la Ermita de la Virgen de la Escarihuela de Montejaque que consta de 2 partes, una primera de 1,1 km al 9,7% y rampas del 30,4% que resultan «ciclables«, y luego, tras un falso llano para recuperar empieza el tramo mas complicado donde el terreno esta mucho más roto y la parte realmente dura son 600m al 18,2% de desnivel medio con rampas del 31,7%. Mi intención era subirla montado en la bici, es curioso lo importante que puede llegar a ser «el coco» en estos casos… Primero empecé con gente, después fui pasando a los que empezaban a flaquear hasta que ya no me acompañaba nadie sobre la bici. Empecé a pasar gente caminando a la que tenía que ir pidiendo hueco con la poca voz que me salía con el esfuerzo. Agradecer el ánimo recibido por todos aquellos a los que iba pasando… En un momento dado me sentí como un super héroe al ver que nadie subía en bici y era yo el único que lo estaba haciendo (en ese momento claro, porque los que iban por delante seguro que subieron como cohetes)… Joder!!! Qué sufrimiento!!! Y qué pendientes más brutales!!!! No se acababa nunca!!! Cuando ya creía que iba a pasar el peor tramo y llegar a la zona más sueve… «Noooooo!!!!! Me encontré una ambulancia en mitad del camino atendiendo e un participante al que le había dado un jamacuco…» con lo que tuve que poner pie a tierra para pasar… Tras esto, 25 o 30 metros caminando hasta encontrar una zona un poco más fácil, metí un par de piñones sin subir a la bici y otra vez arriba. Esta vez si que llegué hasta la ermita en la que la última parte en sendero de subida era mucho mas asequible y en mejor estado. Pensé en pararme para hacer alguna foto ya que el sitio es espectacular, pero los calambres y el calentón que llevaba encima me hizo ser práctico y continuar.
Desde la ermita se inicia una bajada alucinante, son unas zetas muy reviradas de piedra en las que el cansancio de la subida anterior puede hacer cometer algún error y tener una caída importante, con lo que hay que ser muy prudente. Desde la terraza de nuestro alojamiento en Montejaque se pueden ver perfectamente y son impresionantes. Las disfruté mucho!!! Pasadas las zetas inicié la bajada por la carretera que une Montejaque (km 81) con Benaojan (km 84). Tras pasar Benaojan, un «legía» en mitad de la carretera te indica que te tires hacia la derecha como si te quisieras suicidar tirándote por el barranco… En ese momento pensé «Qué díce este tío!!! Me voy a matar!!!», y acto seguido «Qué coño!!! Estos los los 101 de la Legión!!! Geronimooooo!!!!» Y ahí que me tiré volando por el aire sin saber muy bien lo que me esperaba al salirme de la carretera. Qué subidón!!!! Bajada a saco por camino hasta cruzar el Rio Guadiaro y seguir por un tramo de la Cañada Real del Campo de Gibraltar, hasta que en un giro a derecha se acaba lo bueno y nos metieron por un sendero de cabras en que era imposible ir en bici tanto por lo impracticable y empinado como por la cantidad de gente que iba en procesión por él. Allí me vi rodeado de duathletas a los que envidié por no tener que ir empujando la bici, qué cruz!!!. El tramo empieza con 500m al 16,4% con una pendiente maxima del 55%, en donde encontré una fuente que me salvó la vida, luego tuvimos que hacer unos 400m al 15,7% con rampas de hasta el 24,6%. En total son 2,9 km de ascension al 8,9% por la Colada del Camino de Cortes de la Frontera. No todo ello lo hice caminando, cerca del último km se puede hacer montado porque el sendero se convierte en camino.
Inicié la bajada, que iba salpicada de alguna subidilla para llegar al desvio por el Camino de Los Molinos, que nos dejaría en Ronda. Madre mía cómo llevaba las patas… Empecé a tener calambres en todas partes: isquios, cuádriceps, gemelos, abductores… Sí, sí, abductores! En la vida se me habían cargado los abductores en la bici… Y ahí no acababa todo porque después de cruzar el Rio Grande, «La 101» nos reservaba un último «regalo» que a mi personalmente me impresionó sobre manera: la popularmente conocida como Cuesta del Cachondeo. 13,1% de desnivel medio y rampas de hasta el 39,4% que se me hizo eterna. No puedo quitarme de la cabeza la imagen de verme en la base del cortado de Ronda y pensar que tenía que subir hasta arriba por esa cuestarra, empedrada, llena de gente caminando y con el calentón y los calambres que llevaba… Aquí volvió a aparecer el cabezón que llevo dentro y tirando de lo que me quedaba decidí que no me iba a bajar de la bici ni un terremoto. Me fui marcando objetivos… ¿cuales? Pues bikers que iban delante de mi… Veía uno a lo lejos y pensaba «a por él» le pasaba… «A por el siguiente!» y así, paso a paso conseguí ir sumando metros de sufrimiento que me hicieron llegar hasta arriba.
Entré jadeando en Ronda por el Barrio Viejo, recuperé un poco el aliento y metí plato… «A tomar por culo!». Crucé el Puente del Tajo emocionado y los metros prevos a la meta me los hice con una sonrisa de oreja a oreja soltándome de manos y aplaudiendo a toda esa gente que me aplaudía también a mi.
Todavía se me ponen los pelos de punta cuando lo recuerdo!!!. Así llegué a la meta en la Alameda del Tajo y recibí mi merecida medalla que me acredita como «cientounero«. Qué grande!!!! Lo había conseguido!!! Posición 1490 , después de 8 horas y 36 minutos en la bici. Estaba feliz!!!! Pero la felicidad fué aún mayor cuando llegaron el resto de mis compañeros de batalla: Pedro, Salva, Antonio, Blas… Qué decir!!!! Sois unos campeones!!! Encantado y orgulloso de haber compartido esta aventura con vosotros amigos!!! Seguro que no es la última ;-)))
No se lo que nos deparará el futuro, como tampoco se si volveremos a vernos disfrutando y sufriendo en otra edicón, pero lo vivido ya no me lo quita nadie… Grandes todos los que de un modo u otro habéis formado parte de esta aventura. Y muchas gracias a tí, Marta, por aguantarme día a día y entender mis locuras. Te quiero!!!
Sólo me queda por decir…
Viva La Legión!!!!