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Estudio biomecánico con Ciclismo y Rendimiento

abril 1, 2014 por dcrivillen - 3 comentarios

Hace una semana realicé el estudio biomecánico que llevaba tiempo rondándome en la cabeza hacer con mi cabra. Después de haber rodado con ella alrededor de 700 kilómetros y estar convencido de que había muchas cosas que cambiar, tanto en mi postura como en la propia bicicleta, pedí cita con Yago Alcalde de Ciclismo y Rendimiento, para «poner las cosas en su sitio».

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No es la primera vez que hago un estudio de este tipo, ya que hace tres años hice uno con la bicicleta de ruta. No se si es la edad, las ganas de seguir durante muchos años más haciendo deporte, o el hecho de que soy un poco «maniático» y me gusta siempre llevar «las cosas bien puestas», el caso es que soy de los que prefieren gastar un buen puñado de euros en ajustar el material antes que invertir en unas llantas más ligeras, un cambio mejor o cualquier otra mejora en la bicicleta. Tengo claro que a mi edad, y con mi condición física no voy a ganar a nadie (salvo a mi mismo), con lo que busco es poder ir cómodo y evitar en la medida de lo posible las temidas lesiones, sin perder de vista mejorar el rendimiento, pero priorizando siempre la salud frente a los resultados.

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El caso es que me presenté en el estudio de Yago con todos los bártulos a cuestas preparado para disfrutar de tres horas de trabajo en búsqueda de la mejor postura sobre mi Canyon Speedmax C.F 9.0. Lo primero que hicimos fue tomar las medidas de la bicicleta de forma digital (las cintas métricas pasaron a la historia) y una entrevista personal para conocer mis hábitos, lesiones, manías, experiencia, objetivos, etc… Personalmente llegué a la conclusión de que para lo hecho polvo que estoy bastante hago con seguir dándolo todo en cada triatlón… Maaaadre!!!! Tanto fútbol y motos en la juventud están pasando factura en la cuarentena…

A continuación Yago me estuvo haciendo una exploración postural y de flexibilidad para encontrar dismetrías en piernas, caderas, hombros, etc que de un modo u otro pudieran afectar a mi forma de dar pedales sobre la bici. En contra de lo que yo pensaba, tampoco estoy tan «contrahecho»… Eso si, soy «paticorto»!!! Triste, pero cierto, jajaja!!!

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Otra cosa que hicimos fue colocar las calas. De hecho llevé unas nuevas para sustituir las que llevaba en las zapatillas porque estaban ya bastante curradillas. Además, así la colocación seguro que era más precisa. La verdad es que las calas no las llevaba mal colocadas, como ya he dicho hice hace un par de años otro estudio biomecánico y allí ajustamos las calas, lo que me ayudó ya por entonces a solucionar la sensación de hormigueo que tenía en los pies, provocada evidentemente por una mala colocación.

Una vez realizada la toma de datos inicial y la exploración, Yago me colocó los marcadores LED que necesita Retül para localizar los puntos anatómicos del cuerpo (muñeca, codo, hombro, cadera, rodilla, tobillo, talón y pie) y empecé a pedalear, con una intensidad alrededor del 70% de mi umbral anaeróbico sobre el rodillo para hacer una toma de datos inicial. El sistema recogió los datos y empezamos con la evaluación de dismetrías.

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El sistema Retül es muy visual y concreto. A groso modo, muestra los resultados como si se tratase del clásico análisis de sangre, es decir, para cada punto a estudiar se parte de un intervalo de valores entre un mínimo y un máximo, y todo lo que quede fuera de ese intervalo se pone de color «rojo» en el monitor de valores que incluye la herramienta, permitiendo fácilmente identificar qué cosas están bien y cuales no tan bien. A partir de aquí es dónde el técnico biomecánico comienza a tocar la configuración de la bicicleta para conseguir que los parámetros queden dentro de los intervalos recomendados, y ahí Yago es un maestro…

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Tras cambiar la configuración del acople, mover un poco las calas, cambiar el sillín y adelantarlo sobre la tija y algún detallito más, volvivos a analizar el pedaleo grabando nuevamente. Muchos de los parámetros que en un principio estaban «en rojo» se pusieron «en verde» en el momento. Pese a ello, Yago consideraba necesario todavía bajar alrededor de un centímetro el sillín, pero al intentarlo comprobamos que ya estaba a tope (recordar! soy paticorto) lo que nos obligó a hacer un poco de bricolaje y cortar la tija para que bajara un poquito más. Lo que cortamos me lo guardo de recuerdo, jijiji…

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Tras este último cambio volví a pedalear y grabamos nuevamente para verificar que los ajustes realizados habían conseguido que los parámetros quedasen dentro de los intervalos recomendables. Tras unas primeras sensaciones sobre el rodillo, y teniendo en cuenta que es una aproximación pero no es como rodar en la calle, sacrificamos un poco de postura aerodinámica en pos de conseguir algo más de comodidad en larga distancia, subiendo un par de centimetros el acople de triatlón. La mejora fué instantánea y la sensación de descarga de hombros muy agradable. Este es un punto que en cualquier momento se puede modificar sin más que volver a recuperar ese par de centímetros si después de rodar más con la cabra busco algo más de penetración aerodinámica.

Después de conseguir mi posición idónea sobre la bicicleta, Yago volvió a digitalizar las medidas de la misma para generar el informe final con todas las medidas de la bicicleta que se ajustan a mi cuerpo, de manera que se puedan reproducir en el caso de comprar otras bicis o querer ajustar algún punto en esta.

Mi conclusión: Independientemente de que seas élite, aficionado, globero o ciclista ocasional, llevar una buena postura en la bici, no sólo te va a permitir fatigarte menos y poder hacer tiradas con un mejor rendimiento sino que además (y esto es lo más importante) podrás mitigar en muchos casos las lesiones causadas por una mala colocación sobre tu montura… Si es un coste considerable, pero… qué mejor inversión hay que la inversión en salud?

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Nos vemos pedaleando!!!!

TRISalu2!