Eneko Llanos, Fernando Alarza, Ainhoa Murua, Alejandro Santamaría, Francesc Godoy, Rubén Ruzafa, Gustavo Rodriguez, Judith Corachan, Satnislav Krylov, Rut Brito, Bruno Pais, Nerea Gambra, Paulo Roberto Maciel… Sigo? …David Hereza, David Crivillén… Jajaja! Menudo cartelón que había en esta edición!!!
Echamos en falta a Javier Menarguez y Sebastián García, pero por desgracia no pudieron conseguir dorsal el día de la apertura de inscripciones, y es que este es uno de los triatlones con más solera del panorama nacional y los dorsales vuelan… Espero tener la oportunidad (y la suerte) de volver a conseguir dorsal y poder disputar la prueba todos juntos en la próxima edición.
Al trinche!!!
El triatlón comenzó a las 14:00 h para las chicas y a las 14:15h para los chicos, con lo que después de comer (a las 11), dejar los bártulos en boxes, y ultimar los últimos detalles nos dirigimos neopreno, gafas y gorro en mano a coger el bus que nos llevaría a Guetaria para iniciar el sector de natación que no es otro que la travesía entre Guetaria a Zarautz, 2.900 metros con una tiempo de corte de 1 hora, que debería ser suficiente, pero que nos generaba cierta inquietud tanto a David como a mi por el hecho de no haber nadado nunca allí y desconocer corrientes, puntos de referencia, etc.
El caso es que allí estábamos rodeados de la élite y mirando al mar con carilla de «madre mía la que nos espera»… En un momento dado David comenta: «tío, te das cuenta de que no hay ni un gordito?». Miro a mi alrededor y efectivamente, allí no había nadie con un kilo de más. Joder! Va a ser verdad que este es un triatlón para triatletas! Calentamos un poco, probamos el agua que estaba perfecta y vemos la salida de las chicas. Ainhoa toma una trazada completamente distinta al resto de las participantes lo que genera los comentarios de todos los que allí estábamos… Se conoce la zona como el pasillo de su casa. Qué bueno!
Cámara de llamada! Allá vamos! Nos ponemos demasiado atrás para mi gusto, pero bueno. Allí estamos y entonces el que comenta soy yo: «Deivid, te das cuenta que además de estar todos mazaos nos sacan una cabeza? Bueno a mí dos!» Nos da la risa… Me hice un montoncito con arena de playa para no aparecer como un gua en las tomas del dron que nos sobrevolaba y listo! Antes de que pudiéramos hablar mucho más bozinazo y al agua!!!
Personalmente recibí bastantes palos y los primeros quinientos metros se me hicieron durillos. Demasiada gente alrededor. Después pude respirar un poco y me puse un ritmo cómodo pero siempre pensando en el tiempo de corte. Me habría fastidiado bastante quedarme fuera por no haber apretado lo suficiente, pero tampoco quería darme demasiada paliza pensando en la bici que nos esperaba. Finalmente salí del agua en 47′ largos (casi 48) lo que me hace pensar que un día con el mar regulero es bastante fácil quedarse fuera.
Salí del agua y a medida que me acercaba a la T1 por la arena de la playa iba flipando más y más con la que había allí montada. La leche que ambientazo! Por algo dicen que la gente aquí se vuelca con los triatletas! Los pelos de punta! La transición no fue mala, alrededor de dos minutos y las sensaciones buenas, así que a dar pedales… Antes de subirme a la bici escuché los gritos de aliento de Javi, Ana y Carlos que estaban allí animando como locos. Cómo se agradece oir esas voces familiares!!!
Nada más montar en la bici se inicia la subida a Meagas. Se me hizo fácil, pero también es verdad que me la tomé con calma, de hecho me pasó bastante gente en ese tramo. Después Iraeta, Zumaia, Guetaria y vuelta a Zarautz. En total 28 kms bastante rodadores por unos parajes espectaculares. Al pasar por los pueblos, sobre todo por Guetaria y Zarautz la gente no paraba de animar a TODOS los triatletas. Alucinante!
Pasé por Zarautz e inicié mi segunda vuelta a ese mismo circuito. Alucinante la entrada desde la carretera de la costa y el inicio de la subida a Meagas todavía dentro de Zarautz… Cantidad de gente animando que hacen que ese repecho parezca cuesta abajo. Esta vez lo disfruté mucho más porque ya conocía los cuatro puntos en los que había que regular y apretar el culillo y manejé mejor el tramo, pero cuando más iba disfrutanzo ZAS!!!… Otro participante me sacó de la carretera antes del repecho de Guetaria y me aticé la leche más bestia que me he pegado en mi vida con una bici… Sinceramente pensé que me había roto la clavícula, pero tras 5 minutos intentando reubicar el cuerpo y la cabeza pude comprobar que la cosa no había pasado de arrastrón y golpe, pero ¿y la cabra? No quería ni mirarla… Allí estaba la pobre en la cuneta… Hice una revisión rápida, le dí un par de porrazos al manillar que se había torcido, probé que la llanta delantera no estuviera rota y les prometí tanto al voluntario de la organización como al ertzaina que me atendieron que no necesitaba ambulancia y que si en Zarautz me notaba mal paraba y abandonaba. Un recuerdo para ellos que fueron muy atentos conmigo…
Subí el repecho de Guetaria enrabietado por la caída y apretando los dientes. Recorrí el tramo que separa Guetaria a Zarautz haciendo un poco de revisión de la mecánica de la bici y volví a entrar a Zarautz. En esta ocasión me dirigí ya por la calle Nafarroa que cruza el pueblo dirección Orio, y aunque iba un poco jodido sobre todo con la espalda del porrazo, ver esa calle en la que no cabía un alfiler llena de gente animando no me permitió ni siquiera pensar en abandonar… Venimos a competir o qué hostias!!!!
Llevaba ya alrededor de 56 kms y me quedaba por delante el tramo más duro del triatlón: subida de Zarautz al alto Orio, tramo con rampones durísimos desde Orio, que comprendían el famoso Muro de Aia, Lokate, Andatza y vuelta a Orio. Bajada peligrosa desde Orio y subida al camping de Txurruka, para bajar nuevamente a Zarautz. En total unos 25 kms con unas pendientes que dan miedito sólo de pensar en ellas… Personalmente, a pesar de que empezaba a notar que el golpe de la espalda me empezaba a mermar, lo disfruté mucho. No se, es MUY DURO, pero es una pasada… El hecho de pensar en dónde estas, el privilegio y la suerte que tienes de estar haciendo algo que siempre has querido experimentar y la energía que transmiten tanto la gente que está animando como los propios triatletas que estás sufriendo esos repechos en sus patitas te da alas… Es algo que no puedo explicar muy bien con palabras. Si me lees y lo has vivido seguro que sabes a lo que me refiero.
Las cuestas arriba son de las de «meter todos los hierros», agachar las orejas y buscar tu cadencia para no quedarte atrancado. Lo bueno es que tras el calentón siempre viene un descansillo que te permite recuperar un poco el aliento. La tortura es intensa pero corta, jejeje… Soy de buscarle el lado positivo a las cosas. Lo que hay que tener mucho ojo es con las bajadas porque te relajas y tratas de descansar un poco del calentón previo y esto puede suponer un descuído fatal. No se puede perder la concentración ya que hay zonas reviradas y técnicas en las que puedes darte un buen susto si no vas atento.
Sin darme cuenta me encontré en el desvío hacia el camping de Txurruka… La subida tiene rampas bastante duras, pero la que se lleva la palma es la última. Aiiiinssss!!! Lo bueno es que está abarrotado de gente animando y se dispara «el power» sintiéndote Indurain en una etapa del Tour de Francia. Allí estaban Ana, Carlitos y Javi animando como el que más. Qué grandes! Qué alegría encontrarlos por allí! Bajé Txurruka con mucha prudencia y enfilé nuevamente Nafarroa para llegar tras 2 horas 50 min de bici a la T2.
En un minuto y medio estaba con las zapas puestas dispuesto a iniciar los 20 kms del recorrido a pie. Fue entonces cuando supe que lo iba a pasar realmente mal. En la bici, a pesar de tener que ponerme de pie para subir los repechos más duros tirando también de tronco no lo noté demasiado, pero en la carrera a pie cada vez que daba una zancada el rebote me reflejaba bastante dolor en la zona de debajo del homoplato izquierdo lo que no me permitía respirar demasiado bien. Traté de modificar la zancada haciéndola más cortita y saltando menos para reducir el rebote y continué como pude. Mal, fatal, pensando en abandonar… No soy de los que si un día veo que voy a hacer una mierda de tiempo me retire, siempre he pensado que gestionar esos momentos es tan importante como apretar cuando te encuentras pletórico, pero es que llevaba mucho dolor y tenía que parar cada poco tiempo a recuperar un poco el aliento. Cuando llevaba alrededor de 11 kms e iba a tomar una pastilla de sales me dí cuenta de que llevaba un ibuprofeno en mi kinder y no dudé en cascármelo. Eso fue lo que me ayudó a terminar, porque empecé a notar cierta mejoría y aunque iba a «ritmo de supervivencia» y parando en todos los avituallamientos el dolor disminuyó bastante.
La última vuelta la hice mejor, y no se me volvió a pasar por la cabeza retirarme. Hice bien, porque cruzar la meta de Zarautz ha sido una de las experiencias más satisfactorias que he tenido en esto del triatlón, por todo… Por la prueba en sí, por haber tenido suerte con la caída, por haber sabido sufrir, por los amigos que estuvieron allí animando, por la gente que se vuelca con este triatlón, por mi familia, por mí, porque el año que viene si consigo dorsal lo voy a hacer mucho mejor… 1 hora 42 min en la carrera y 5 horas 25 min en total.
Mencionar para terminar a David Hereza, quien demostró una vez más que es un valiente. Olé Deivid! Un placer haber compartido contigo la aventura. Ya sabes que no será la última…
Zarautz, ya soy parte de ti. Y tú parte de mí… De mis recuerdos, de mis sentimientos. Ahora sólo me queda pedir una cosita más, poder escribir otra crónica en la que Javi salga coronando Txurruka y entrando en meta con los brazos en alto.
TRISalu2!
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